Piel resplandeciente desde adentro

Una piel resplandeciente desde adentro por: Marcela Villa

 

Seguramente, al menos una vez en tu vida has escuchado la típica frase Eres lo que comes; y, probablemente, como casi todos, habrás pensado que esto aplica exclusivamente al número de la báscula, o al tamaño de la cintura. Pero, ¿Qué pensarías si te digo que la clave para tener una piel saludable, radiante y bonita, está justamente en tu intestino? 

Primeramente, comenzaré aclarando que, esa icónica frase es una realidad; tanto como para el cuerpo como para la piel, efectivamente, somos lo que comemos. La comida que ingerimos, más allá de proporcionarnos la energía esencial para poder efectuar las actividades que conlleva nuestro día a día, le provee a cada una de nuestras células la información necesaria para saber cómo comportarse; las nutre, y se convierte en la materia prima para la creación de nuevas de estas.

Es por eso, que es tan importante alimentarnos de forma saludable y consciente, así como propiciar el correcto desarrollo de los procesos que suceden durante nuestra digestión.

Hipócrates, el considerado padre de la medicina, consideraba que toda enfermedad comenzaba en el intestino, y que una mala digestión era la raíz de todo mal. Muchos siglos pasaron hasta que esto se pudiera comprobar científicamente, pero hoy en día, con base en todos los estudios que se han realizado y la tecnología a nuestro alcance, sabemos que el sabio de la antigua Grecia tenía razón.

Esto, debido a que en el proceso digestivo, es exactamente en el intestino delgado donde se lleva a cabo el proceso de absorción de nutrientes del alimento, así como la incorporación de los mismos al torrente sanguíneo. Aquí, se encuentran una serie de bacterias “buenas” y “malas” que en una relación de simbiosis, conforman la famosa flora intestinal.

La flora intestinal se encarga de la absorción de los nutrientes, de la generación y liberación de enzimas, vitaminas y neurotransmisores que nuestro cuerpo necesita, pero no es capaz de generar en su totalidad por sí mismo. Un ejemplo de lo anterior, son las vitaminas del complejo B, así como los neurotransmisores dopamina y serotonina. De igual manera, se encarga del funcionamiento de nuestro metabolismo y de la generación de linfocitos, también conocidos como anticuerpos.

Su función principal, la absorción de nutrientes, se lleva a cabo mediante una especie de barrera, en la que las bacterias tanto buenas como malas, analizan que es lo que se ha ingerido y deciden qué pasa al torrente sanguíneo, y qué va al intestino grueso para ser evacuado del cuerpo.

Cuando la “barrera” de nuestro intestino funciona adecuadamente, las bacterias “buenas”, al encontrarse en este proceso de selección, escogen únicamente a los nutrientes para que pasen al torrente sanguíneo, que a través del mismo llegarán a todo el cuerpo. Mientras qué, por otro lado, las bacterias “malas” escogen a los potenciales desechos para que vayan al intestino grueso.

Lo que sucede es, que, cuando nuestra dieta está permeada por comida procesada, bebidas de dieta, comida alta en azúcar, con grasa excesiva y adicionada con hormonas artificiales, estamos proveyéndole a las bacterias “malas” de nuestra flora intestinal su alimento favorito. Lo anterior, ocasiona que estas proliferen, y se rompa el delicado balance simbiótico en el que las bacterias “buenas” y “malas” se deben encontrar.  

Al perturbarse este equilibrio, la barrera de nuestro intestino se ve directamente afectada, y a falta de bacterias “buenas” que escojan los nutrientes, las bacterias “malas” les dan paso a los potenciales desechos hacia el torrente sanguíneo. Y toda esta cadena de desajustes, la traduce el cuerpo en una sola palabra: inflamación.

Al estar nuestro intestino y nuestra piel estrechamente relacionados, cuando nuestra barrera intestinal flaquea, toda la inflamación producida se ve reflejada en la piel con fenómenos como la aparición de múltiples y dolorosos brotes de acné y puntos negros, mayor enrojecimiento y descamación en caso de tener psoriasis, y un incremento importante en los síntomas de quienes padecen eczema.

Por otro lado, esta inflamación también se ve reflejada en padecimientos intestinales  tan comunes que se han normalizado, como la hinchazón abdominal y el estreñimiento que se puede llegar a padecer después de comer.

Entonces, ¿cómo restaurar el balance?

¿Qué se puede hacer? La clave, está en el intestino, por lo que el balance anhelado se podrá recuperar al hacer algunos cambios en nuestra dieta, complementándola con una serie de factores que obrarán maravillas en nuestra barrera intestinal, y por lo tanto, en nuestro cutis.

Lo principal, es comenzar a ingerir comida que realmente nutra tanto a nuestro cuerpo, como a nuestras bacterias “buenas” de la flora intestinal. Así como el azúcar y la comida procesada alimentan a las bacterias “malas”, la fibra, las vitaminas, minerales y antioxidantes son los alimentos favoritos de las bacterias “buenas”. Es por eso, que en nuestra dieta, deberán predominar frutas como fresa, blueberries, frambuesas, plátanos, toronja, naranja, manzanas y aguacates al igual que verduras como la espinaca, acelga, espárragos, jitomates, chayotes y zanahorias, pues le proporcionarán a nuestro cuerpo la fibra, las vitaminas y minerales que necesita para contrarrestar la inflamación y regresar al estado ideal de balance.

Algunos otros cambios alimenticios sumamente útiles, son cambiar la leche de vaca por leche de almendras, de soya o de coco, incorporar el huevo a nuestra dieta ya que aporta altas cantidades de Omega 3 que ayudan a desinflar el cuerpo, incorporar a nuestra dieta la proteína vegetal proveniente de chícharos, frijoles, nueces y cacahuates, reducir la ingesta de carne roja e incrementar la ingesta de carne de pollo, cerdo y pavo, además de asegurarnos de cumplir diariamente con una ingesta de agua que vaya de entre 2 a 2.5 litros, pues la hidratación es sumamente importante para el bienestar del cuerpo, especialmente para el de las células.

Finalmente, para contribuir en el proceso de restablecimiento de nuestra barrera intestinal, se recomienda la incorporación de probióticos, los cuales son bacterias especialmente buenas que, tomadas principalmente de manera oral, se ha demostrado que tienen propiedades benéficas para la salud francamente sorprendentes.

En primera instancia, ayudan a contrarrestar a las bacterias dañinas tanto en el intestino delgado como en la piel, ayudan a fortalecer la barrera intestinal, contribuyen con la regulación del sistema inmune y controlan la inflamación en el cuerpo. Lo anterior, hace que los probióticos sean innovadores, revolucionarios y poderosos antídotos contra una inmensa variedad de problemas de la piel.

Para concluir, recordemos que nuestro cuerpo es increíblemente sabio, por lo que, siempre que algo no ande bien, especialmente en un órgano tan importante como el intestino, nos lo hará saber. Alimentar a tus células correctamente, así como propiciar el ambiente mediante los cambios dietéticos para que los procesos requeridos evolucionen de la mejor manera, no solo mejorará el funcionamiento del metabolismo y de protección interna, sino que te hará sentirte con más vitalidad y energía. Pero, sobre todo, nutrir a tu cuerpo adecuadamente hará que tu piel brille como reflejo de lo que está pasando adentro, resplandecerás desde tu interior.

By: Marcela Villa García

COMENTARIOS

Margarita Rodriguez Baca

Me pareció muy concreto, exacto, entendible, el acostumbrar y corregir nuestros malos hábitos y ver buenos resultados para nuestro beneficio. GRACIAS

Emiliana

Muy interesante! Es impactante lo perfecto que es el cuerpo humano y como todo está relacionado

Mariano Villa

Excelente artículo! Súper interesante el tema!

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