Si los ojos son la ventana al alma, la piel es la puerta por: Perpetuss
Es fácil determinar el estado de ánimo de una persona con solo verla a los ojos. Solo bastan un par de segundos para darnos cuenta si esta se encuentra triste, preocupada, feliz o nerviosa.
No por nada, siempre que estamos en una conversación seria, le pedimos a la contraparte que nos mire a los ojos. Sin embargo, cuando se trata de adquirir información no verbal de alguien, existe otro órgano que podría ser todavía más útil:
La piel
La piel es la frontera natural entre nuestro organismo y el mundo externo. Esta se encarga de regular nuestra temperatura, almacenar agua y grasa, impedir la entrada de virus y bacterias, y nos protege de los rayos ultravioleta.
Por otro lado, al ser un órgano sensorial cubierto de nervios y vasos sanguíneos, la piel reacciona, tanto a lo que está pasando afuera como adentro de nosotros. En otras palabras, es la interfaz física entre lo que consideramos “yo” y todo lo demás que no es “yo”.
Por ejemplo, cuando sentimos miedo, la piel se nos hace de gallina; cuando hacemos un “oso”, nos ruborizamos; cuando no dormimos bien y estamos cansados, se nos forman ojeras.
Al mismo tiempo, la piel nos puede servir para detectar riesgos más graves a la salud. Muestra de esto es la psoriasis, la cual puede ser a causa de una enfermedad nerviosa, un trastorno del sistema inmunológico e, incluso, una infección micótica.
Con esto en mente, es claro que la piel nos puede hablar en tiempo real de lo que estamos viviendo a un nivel biológico, pero ¿Qué hay sobre la psicología profunda? ¿Qué hay sobre las emociones más complejas? ¿Existe algo que este órgano nos pueda decir sobre estos aspectos?
Para la Biodescodificación, una técnica alternativa que busca resolver problemas de salud a través de la identificación y resolución de problemas emocionales, “la piel representa nuestra individualidad, y los problemas dérmicos suelen significar que de algún modo la sentimos amenazada. Tememos que otros tengan poder sobre nosotros”.
De acuerdo con esta práctica, los problemas de la piel se pueden interpretar según la capa en la que se encuentre:
Epidermis: conflicto de separación con respecto a un ser querido.
Hipodermis: conflicto de desvalorización estética de ti mismo/a.
Dermis: deseo de tener contacto pero que, al mismo tiempo, sientes que no es posible.
Cabe mencionar que, si bien, la Biodescodificación y sus congéneres no están validados por la medicina moderna, existen teorías en disciplinas como el psicoanálisis que nos pueden dar algunos indicios de su lógica.
Didier Anzieu, un psicoanalista francés de mediados del siglo XX plantea en su famoso libro “Yo-piel” como el ego cuenta con su propia membrana semipermeable que lo separa del mundo externo y que, a la vez, es una proyección psicológica de la epidermis física.
En esta obra, Anzieu también considera la experiencia táctil a través de la piel como la base para la formación de la personalidad del individuo durante la infancia temprana, dando entrada a la hipótesis de que gran parte de los trastornos de la personalidad pueden haberse desarrollado a raíz de la falta de estímulos táctiles o, en su defecto, por estímulos negativos.
Una buena prueba de esto sería la investigación del Dr. Nils Bergman, investigador honorario de la Universidad de Ciudad del Cabo especializado en Neurociencia Perinatal, en donde se describe cómo “Los mil primeros minutos de vida determinan la salud y el desarrollo para toda la existencia”.
Según Bergman, “el contacto piel con piel y la lactancia materna es lo que nuestro ADN espera, y si el bebé no lo recibe, el ADN se adapta a ese lugar inhóspito… Si el cerebro del bebé percibe que este mundo es un lugar difícil, en lugar del circuito de la oxitocina conecta con el del cortisol” el cual “acelera otros circuitos, eleva el estrés, la presión y el cerebro y el cuerpo experimenta un desgaste que afecta a la duración de la vida” (Ima Sanchís, 04/04/2014, La Vanguardia).
Finalmente, si damos cierta credibilidad a estas teorías, en donde la piel y el inconsciente están íntimamente relacionados, y las afecciones de uno se proyectan o somatizan en el otro, me gustaría dejarlos con la siguiente pregunta:
¿Podrán los cuidados de la piel tener una repercusión positiva en la salud de la psique y, más aún, en la salud general del cuerpo?
Perpetuss